De conversaciones viscerales, ecología y otras historias de horror

viernes, 11 de septiembre de 2009 | | | |


Hace unos días se terminaron las hojas de mi pequeña agenda de anotaciones, esa que suele acompañarme para registrar direcciones a las nunca iré, y números telefónicos a los que tampoco llamaré, pero que además, entre páginas alberga impresiones de momentos que me sobresaltaron, hechos que llamaron mi atención, rayones y monicongos que acortaron el tiempo en una aburrida sala de espera, en algún lobby desierto. Tendré que comprar una nueva, pensé, pero entonces en un sorpresivo ataque, mi conciencia ecológica llegó para salvar un árbol, o dos.


- Si quieres anotar direcciones o teléfonos hazlo sobre tu piel, finalmente bastantes cortezas has ya malgastado en las dos décadas y pico de tu deshonrosa vida. - Dijo.


- Un momento hazme el favor, vienes a salvar al Amazonas o a insultarme así de chévere olvidando quién es el que manda acá.


No me contestó.


Lo cierto es que quedé con el regaño encima y reflexionando un poco sobre asunto he decido volver a este medio para dejar mis opiniones, para compartirlas con algunos, pero sobre todo para que mi conciencia ecológica no me joda más. ¿Las direcciones? pues irán en la parte interna de mis antebrazos, solo espero que mi madre no las vea, ella no tiene una conciencia tan fastidiosa como la mía, y bastante recuerdo los sermones que me dio cuando llegué del colegio con tatuajes de lapicero barato plasmados en brazos y manos.


Estaba decidido, escribiría en Internet. Pero además pensé en mi intermitencia redactora, y lo injusto que sería para los dos o tres posibles pelagatos que siguieran esta página encontrarse con algunos periodos de abstinencia, y que en su desenfrenado afán de lectura emigraran para siempre a otras mentes, dejándome solo, encartado, y con tantas vainas por decir. La solución salomónica descendió a mi cabeza en un haz de luz divina… bueno, no hubo luz divina ni nada parecido, y para ser sinceros el bombillo de mi habitación ha estado fallando un poco, pero el caso es que se me ocurrió compartir este espacio con alguien más, otro que tuviera cosas por decir y que nuestras intermitencias fueran cubiertas mutuamente en una simbiótica relación.


- ¡Tu papá! - dijo mi corazón.


- ¡Hasta cuándo voy a tener que soportar las intromisiones de mis vísceras y mis conciencias en todos mis asuntos!


- Hasta el día de tu muerte querido compañero, y eso lo decido yo.


- Siempre existe la posibilidad de morir en un incendio. - Contesté audazmente


No dijo más nada.


No solo tengo que aguantarme sus regaños y que me espíen mientras estoy pensando, sino que además me dejan hablando solo como un loco. Aunque, la verdad sea dicha, no existe mejor candidato para esta vacante que mi papá, Oscar Cormane Saumeth, el mejor escritor en uso de buen retiro que pudiera encontrar, al que quiero con todas las fuerzas de mi entrometido corazón, y con quien me sentiría honrado de compartir este intangible pero significativo espacio que hoy cobra vida en la red.


Vivimos a mil kilómetros de distancia, y esa misma tarde me lo encontré en el Messenger. No podré describir como estaba vestido, pero puedo decir que en su nickname decía que reconocía sus errores antes que la Muñe (o sea, mi mamá) los exagerara, ahí estaba él pintado, con su ‘mamadera de gallo’ como siempre.


- Hola pa.

- Hola mijo, ¿Cómo te ha ido?

- Pues ahí vamos, ¿ha seguido escribiendo?

- Nada mijo… algunas pendejadas, pero muy locales.

- Mmmm ok, oiga pa

- Dime

- Hagamos un blog a dueto.


Se desconectó del Messenger.


Son ideas mías, o es que todos me dejan hablando solo. Y ahora ni siquiera tengo donde anotar esto para la próxima cita con mi psicoanalista. Bueno… tampoco tengo psicoanalista, pero mi hígado a veces me da buenos consejos.


Días después encontré un mensaje de mi papá en el correo electrónico, una pequeña historia que no era de su autoría pero quería que la leyera:


Había una vez un labrador que trataba por todos los medios obtener de sus plantas los mejores frutos. Pero cierto día, uno en especial llamó su atención, y al observarlo, se dijo: “Creceremos juntos. El fuerte viento, el verano agobiante y el gélido invierno, nos encontrará siempre juntos...Cuidándonos, ayudándonos y queriéndonos”.


Hoy, pasados ya muchos años, el retoño es árbol, el labrador ya no visita el campo por dolorosas circunstancias, y aunque la distancia los separa, ambos pueden decir con orgullo: ‘Hemos crecido juntos, cuidándonos, ayudándonos y queriéndonos’


Tomaré esto como un ‘si’. Pensé. Aunque es una de las respuestas más abstractas y cariñosas que haya recibido jamás. Acto seguido le pusimos nombre al blog: Sintónimos, porque somos dos iguales muy diferentes, por todas las semejanzas y diferencias, acuerdos y desacuerdos que puedan surgir en nuestras opiniones y conceptos. Representantes de dos generaciones (bien distantes), carentes de escrúpulos pero bien entrenados para decir lo que piensan, y sobre todo llenos, repletos de historias por contar.


Sin más rodeos, quedan como en su casa. Opiniones y críticas siempre serán bienvenidas (esto hace parte del protocolo), acomódense por favor en orden de llegada y recuerden que “es acto de cobardía rayar la coginería”



7 comentarios:

Anónimo dijo...

José realmente me pareció excelente esta primera narración, como te dije vía MSN no se que tanto ha influido tú papá en ti (en cuanto a ser escritor) pero me parece que ha hecho un gran trabajo; definitivamente has plasmado lo que eres tú (detodito) una pelao echa pa’ lante, con los pies en la tierra y descomplicado como no hay otro… Amigo siga así y ya sabe mi consejo jajajaja.. Ah por cierto me divertí leyéndolo.
Erika Paola Tovar Villanuea

Anónimo dijo...

Super la presentación del blog, seguimos en contacto y volveré por acá.

monic dijo...

mariiiiik, qué lindoo ^_^
me hiciste cagar de risa un par de veces y me aguaste el ojo al final :')

tuitea cuando actualices pa' venir a chismosear :)

Anónimo dijo...

hola viejo manke que bueno que decida volver a escribir, a tener que mirar al techo por horas tratando de recordar las anecdotas semanales, separar tiempo valioso de ocio y sueño para ponerse en frente de estos aparatejos y todo con el fin de regalar a nosotros tus lectores un momento de encandecimiento donde los pixeles toman color y tambien se vuelven letras, a tu papa muchas bendiciones querido amigo y que la salud siempre una constante en los momentos dificiles

Anónimo dijo...

Hey Jose, vkno que hayas comenzado a compartir tus pensamientos... ya que siempre vi que tenias esa vena de escritor, y ahora recuerdo de donde provenia ese sentimiento.
Vkno tu primer escrito en el blog avisas cuando actualices para volver... te cuidas y espero que estes muy bien.

MANUEL CASTELLANOS

Leao Silva dijo...

Juespustasss ud siempre sorprendiendo con su capacidad expresiva...yo llevo varios meses y mas de una cuenta o blog abierto pero mis intermitencias son casi como una curva exponencial :S , creo que sera muy bueno que la lectura de su blog se vuelva una cota para mi funcion de antiperseverancia escritora jejejeje se me cuida

Betsy Nathalie dijo...

Hola papis... te leí tarde pero valeee... definitivamente y como siempre te lo he dicho, tienes un don, una cualidad especial para dibujar sentimientos y erizar la piel de los que te leemos.
Esa manera tan única que tienes de escribir y ver la vida me encanta y tu sabes que te quiero muchísimo. Me siento muy orgullosa de tí.
Voy por los otros pa' desatrasarme entonces... te quiero montones!! picosss!!

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