Historia abreviada de un drama personal

miércoles, 14 de abril de 2010 | | | 0 comentarios |

De cómo unos médicos del extinto Seguro Social, apáticos, incapaces e irresponsables, me dejaron en silla de ruedas por el resto de mis días…

Por: Óscar Cormane Saumett elhijodemere@hotmail.com

‘La salud no lo es todo, pero sin ella, todo lo demás es nada’

Corrían, con imparable ansiedad, los días del ingrato año 2002, cuando, sin aviso previo, sin el menor de los presagios, una aciaga mañana, mientras caminaba y silbaba ‘Matilde Lina’, seducido por el aroma encantador de una parranda matinal cercana, resulté tendido en el pavimento sin fuerzas para levantarme… ni siquiera para sentarme…

Comenzó entonces mi sombrío transitar por los insondables vericuetos administrativos y médicos de la nefasta entidad, a la sazón, llamada Instituto del Seguro Social, conocida por sus mortíferas y exterminadoras iniciales, ISS, empresa en la que a diario se cometían y se siguen cometiendo las más grandes e impensables injusticias contra quienes, - como yo- han tenido el infortunio de terminar vinculados a ella, por una u otra razón.

Las variaciones en la razón social no son más que eso: La tal Nueva EPS, es peor que la anterior, puesto que sigue siendo una guarida de médicos y empleados inoperantes, vergonzosamente negligentes.

Digámoslo de una vez: La institución citada no es otra cosa que el más grande compendio de funcionarios ineptos e indolentes y profesionales médicos incompetentes, gandules de marca mayor, ineficaces extremos, y al parecer, detentadora de una extraña licencia para atentar en materia grave contra la salud de quienes hemos tenido la desgracia de caer en sus enmarañados procedimientos de oficinas, o en manos de sus discutibles profesionales en todas las áreas de la salud.

Creo tener razones para decirlo…

Un internista sin discernimiento

Retomemos la historia: Aquel día, una vez trasladado al servicio de Urgencia de la Clínica del Seguro, después de valorado por Medicina General, difícilmente acostado en una antediluviana camilla, en un pasillo húmedo y sombrío, de paredes escarchadas, apareció un Médico Internista, que luego de escuchar mi relato, sin la mínima pesquisa, como por arte de magia, me espetó: “Tú no tienes nada neurológico… Vete para la casa… Miré con insistencia, buscando el sombrero y el cubilete, pero nada encontré… ¿Seguro? Pregunté… Seguro, contestó… Yo respondo”…Todavía lo estoy buscando para que responda. (PRIMER ERROR)

Como debo abreviar, puesto que la historia con detalles resultaría muy extensa, no señalaré pequeñas y medianas equivocaciones cometidas a lo largo de mi padecimiento, en temas como resultados de exámenes de laboratorios, resultados de electrocardiogramas y prescripción inadecuada de medicamentos. Sólo contaré los errores centrales, que fueron al final, los factores determinantes de mi lamentable estado de salud actual.

Por el inusitado incremento de mis limitaciones físicas y motrices, me volví asiduo visitante del Seguro Social, hasta que por mi insistencia, -no por obligada decisión de ellos- fui remitido a Neurología. El ilustre profesional que me atendió, luego de los exámenes y resonancias de rigor, semanas después, determinó que yo padecía Esclerosis Múltiple Primaria Progresiva…(SEGUNDO ERROR)

En virtud de lo anterior, me fue prescrito el tratamiento universalmente adoptado para tan fatídica patología, por cierto, aún sin cura a la vista a pesar de los rutilantes avances de la medicina en diferentes áreas.

Este punto es particularmente importante, (Diagnóstico equivocado) en razón de que el tratamiento indicado de por vida, a más de permitir el incremento de la patología realmente sufrida por mí, sería también responsable con el paso del tiempo, de la aparición de otras enfermedades, como la diabetes, jamás antes detectada, sino en esta fase, como resultado de la exagerada ingesta de prednisolona.

Vale anotar, que nadie me advirtió sobre la cercana posibilidad de que el prolongado empleo del medicamento citado, me produjera la aparición de la persistente y malévola diabetes. Creo, que en tales casos, el paciente debería tener el derecho de conocer opciones y tratamientos alternos.(TERCER ERROR)

Resignado a la esclerosis

Ya con el tenebroso diagnóstico, y con mi mayor voluntad de cooperación como paciente, comenzaron casi cinco años de sometimiento al medicamento especial (no comercial) INTERFERÓN BETA, aplicaciones interdiarias, vía intramuscular, complementadas con PREDNISOLA, vías oral y venosa.

Mis días empezaron a no tener sentido. Cada mañana, intentaba comprobar el inicio del tan anunciado deterioro de mi cuerpo, especialmente en extremidades y en aspectos tan sensibles como la audición y la visión, determinados con claridad en la literatura médica como secuelas del padecimiento de la Esclerosis Múltiple.

En apariencia, nada ocurría. Mis extremidades no se deformaban, y la dificultad para caminar en esta fase del problema, intentaba compensarla, -por mi cuenta- con el empleo de bastón, muletas, caminador, en su orden, hasta llegar a la silla de ruedas, de donde al parecer, no volveré a levantarme.

De tan terribles vaticinios, -que aniquilaron mi alegría y volvieron tremulante a mi festivo corazón- el referido a la pérdida del habla, era particularmente preocupante. Mi compañera de siempre, Muñe, -camino que cruza mis montañas- tuvo la sinceridad de decirme una mañanita, mientras me lanzaba una mirada entre lastimera y cariñosa y me daba un besito de café:‘Cormane… el día que no hables… te llevaremos a enterrar… es como si estuvieras muerto…es la misma vaina’…

Y aquella mañana, por elemental precaución, -dijo ella que ‘sin pensar con el deseo-, salió ‘a comprarme un lotecito’ en Jardines de Paz, por supuesto, a crédito. Ustedes pueden comprobarlo: Es el único lote en el camposanto mencionado, que aún sin la posesión del difunto, luce un epitafio: ‘Cóndores no entierran todos los días’… ¡Cosas de mi proverbial modestia!...

¿Verdad que son médicos?

De ese modo, pasaron más de cuatro años, sin que se produjera ningún hecho para resaltar en el curso mortificante y perverso de mi enfermedad. Y así estaríamos, si una madrugada cualquiera, una fuerte crisis, no hubiera obligado a Muñe a llevarme al pomposamente llamado ‘Servicio de urgencia del ISS’.

Llamados los neurólogos contratados bajo la figura conocida como ‘disponibilidad’, que les obliga a concurrir a la institución una vez alertados, para el tratamiento de casos graves, los más acreditados discípulos de Hipócrates en Santa Marta se negaron a atenderme. No estaban dispuestos a abandonar sus cómodos aposentos para atender a un ciudadano del común, sin credenciales, sin charreteras, sin biblia y sin crucifijo…

La insistencia de Muñe hizo que una malhumorada enfermera, al fin compadecida por la angustiosa situación, puesto que yo ni mi nombre recordaba y había perdido totalmente el sentido de localización, llamara al último de los neurólogos disponibles, no sin advertir que se trataba de un neurólogo pediatra. Y el hombre apareció… ¡Por fortuna! ¿O debo escribir: ¡Gloria a Dios!?... No creo... ¿Aleluya?... ¡Tampoco!

Así, el doctor Vladimir De la Cruz Restrepo, samario, con estudios en México y Brasil, ordenó de inmediato mi traslado a la Clínica General del Norte, en Barranquilla, por estimar la presencia de un delicado ‘coma diabético’, al tiempo que hacía constar que se apartaba del diagnóstico de ‘esclerosis múltiple’ con el que sus colegas habían rotulado disolutamente mi enfermedad.

La opinión del galeno samario fue respaldada en principio por internistas y neurólogos de la Clínica del Norte. Mas exámenes… más resonancias… más estudios. Conclusión: Cáncer de médula. Decisión: Intervención quirúrgica urgente. (CUARTO ERROR)

Pocos días después, atónitos los médicos tratantes por el descuido de sus colegas samarios, que permitieron el desarrollo y crecimiento de un tumor que llegó a cubrir nueve de mis vértebras, que se mostraba en las más de 15 resonancias magnéticas realizadas, curiosamente tampoco advertido por radiólogos y fisiatras, y agotados los protocolos estipulados, los dos más prestigiosos neurocirujanos de la entidad citada, acometían la misión de extraer de mi médula la masa tumoral ignorada hasta entonces, no sin antes explicarme los varios riesgos existentes en cumplimiento de tal propósito.

Es el llamado ‘consentimiento informado’ que deben rubricar los pacientes frente a circunstancias de riesgo. Sin duda, es un documento redactado por Poncio Pilatos o por alguno de sus más aventajados discípulos, que exonera a los brillantes especialistas de responsabilidad alguna, y hace sentir al paciente como cualquier ‘rata de laboratorio’.

Ocho horas duró la operación. El equipo médico científico reunido para el caso, creyó haber cumplido con su deber. La muestra tomada es entregada al Departamento de Patología, para la realización de la biopsia correspondiente, a fin de establecer el derrotero a seguir.

Aquí viene lo bueno...

La intervención de Patología arroja un resultado sorprendente: El volumen de la muestra tomada no resultó suficiente para el análisis, y por tanto, se recomendaba la práctica de otra operación, a fin extraer una muestra mayor… (QUINTO ERROR)

Los neurocirujanos de la Clínica del Norte ponen ‘el grito en el cielo’… Se niegan a repetir una intervención tan difícil y riesgosa. El líder del grupo se la juega… Le apunta a su capacidad y a su experiencia, y ordena ipso facto, desde su infinito horizonte sapiencial, la práctica de sesiones de quimioterapia, a fin de trancar la diseminación del cáncer. Metástasis, dicen ellos…los que saben… (SEXTO ERROR)

Muñe, -camino que cruza mis montañas- pensando en las conocidas secuelas del procedimiento ordenado, en vez de llorar, me compra una cachucha con el escudo del Unión Magdalena, ‘para que te tapes la cabeza pelá’, afirmó con tristeza mientras me la entregaba…

Todavía me quedaba algo de orgullo: Admitiendo la gravedad de mis circunstancias, me negué de manera firme y taxativa a usar un implemento ‘con el símbolo de un equipo tan malo… está bien que me estoy muriendo Muñe, pero así tampoco… ¡eche!...’

Aquella negativa fue suficiente para que ella tomara un repentino aire, y decidiera, ‘¿sabes una cosa Cormane?... no voy a dejar que te hagan esas terapias… mejor nos vamos para Bogotá… vamos al Cancerológico… pase lo que pase… cueste lo que cueste’… y mientras devolvía la gorra del Unión a una bolsita salmón, remató, en evidente paradoja: ‘Allá de pronto te compro una de Millonarios’…

Unos días tan grises como mi suerte

Como siempre ha sido, Bogotá me entristece… Y por aquellos días, rotulado como ‘enfermo de cáncer’, mucho más… El incansable hormigueo de enfermos terminales a mi alrededor, aumentaba mi crisis emocional. Otra vez, debí esperar el cumplimiento de los angustiosos protocolos.

Ya en manos del más reputado neurocirujano de la entidad, siempre prudente, y en

‘Junta de Tumores’ a la que debí concurrir, aquel profesional no pudo evitar un gesto de desaprobación y vergüenza al revisar la historia clínica y el arrume de resonancias magnéticas y estudios radiológicos de toda clase.

Su opinión fue lapidaria: ‘Mire señor Cormane… usted nunca tuvo Esclerosis Múltiple… Tampoco cáncer… La prescripción de las quimioterapias resulta inconcebible… Su problema es conocido como Siringomielia y aparece claramente detectado en la primera resonancia magnética que le fue practicada, hace cinco años’…

Y señaló con destreza un punto blanco y llamativo consignado en la placa que guardaba el estudio. Agregó: ‘Como resultado del insólito descuido, el tumorcito creció, abrieron su médula… y por tanto, señor Cormane, hágase a la idea de no volver a caminar…Además, le informo que la muestra extraída alcanza y sobra para cualquier estudio’, concluyó, con la anuencia del patólogo presente.

Otro de los especialistas participantes, añadió con aparente ‘humor negro’. -que sólo él festejó en la tensionante reunión- ‘y dígales a los médicos de Santa Marta que dejen de tomarse tantas fotos en la estatua del Pibe Valderrama… que se pongan a estudiar…’ A pesar de mis razones, le ‘menté’ la madre en voz baja al ‘cachaco gracioso y perrateador’ autor del venenoso apunte.

De vuelta a Santa Marta, ya sin esperanzas, impelido por todo el mundo a dejar las cosas ‘en manos de Dios’, porque ‘para él no hay cosas imposibles,’ he pasado estos últimos años en medio de una ordalía incomparable, al lado de mamá, de Muñe y de mis hijos… Ya pocas cosas me interesan…

Mi memoria ha perdido lucidez. El siquiatra lo llama ‘pérdida de memoria reciente’… y aunque he querido olvidar los nombres de los ‘brillantes profesionales’ que redujeron mi existencia a una silla de ruedas, no lo he conseguido…

Las consecuencias de tantos errores graves, convirtiéndome en víctima de la denominada ‘mala praxis’, ya comienzan a presentarse, con obvias y graves complicaciones… El recuerdo maléfico y siniestro de quienes ‘me jodieron’ de por vida, incrementa mi obstinado insomnio…Aunque un poco a la distancia, he vuelto a ver a algunos de tales personajes… se les nota exitosos y resplandecientes… respetados y felices… ‘¡listos para la foto!’... No hay duda: Jehová está con ellos…





¿En qué montaba Jesús al entrar a Jerusalén?

sábado, 3 de abril de 2010 | | | 1 comentarios |

Todo indica que es imprescindible una corrección histórica


Concluyó el vacile de la Semana Santa, otro invento de la bacanería seductora propia del catolicismo. Mi papá, hombre sabio y pragmático, me dijo alguna vez: “Oscarito… sólo te pido que jamás seas comunista… ¡y que nunca te enredes con cienaguera!…En materia religiosa te hago una recomendación: Apúntate a la católica… como esa no hay… el que peca y reza empata”… Finalmente, no he sido, no soy, y creo que jamás seré ‘cliente’ de tendencia religiosa alguna… Mi vida ha transcurrido a medio camino entre el nihilismo y el agnosticismo… pero ese no es el tema…

A propósito del llamado ‘Domingo de Ramos’, primer día de la denominada ‘Semana Mayor’, consagrado al recuerdo de la entrada victoriosa de Jesús a Jerusalén, (apoteósica, dirían los encumbrados y poco recursivos cronistas políticos locales) me asalta la sospecha de que en este cuento hay un dato falso…

¿Fue realmente un burro el medio de transporte empleado por Jesús en el conocido pasaje bíblico?... Mi natural suspicacia plateña me induce a pensar que el triunfal arribo se produjo ‘a lomo de burra’

Me resisto a creer que la pintoresca horda conformada por Jesús y sus discípulos, cumplieran sus largas jornadas proselitistas a través de desérticos paisajes, sin compañía ‘femenina’ que alegrara sus ratos de descanso, vino y dominó. ¡Y claro! Una burrita aterciopelad, podía ser además, según la frustrante jerga administrativa, utilizada ‘para los efectos pertinentes’… (Beatas y mojigatos del mundo: Jesús y sus apóstoles, podrían ser otro ‘combo de burreros’, como los hay en cualquier parte…)

Me ratifico pues, en la sospecha, de que al entrar a Jerusalén, Jesús montaba sobre una bien educada burrita de gafas, a la que imagino con pinta de Licenciada en Idiomas e ínfulas de predicadora, y no en el lánguido jumento con hormiguillo en el que siempre lo han supuesto los cándidos ilustradores de la Santa Biblia.

Claro que los tiempos cambian. En Plato, mi tierra natal, ‘un pueblito hermoso de intensos arreboles’, (parodiando un poco a Jaimito ‘El cartero’) ya no perdonan a los burros y es incuestionable que se pusieron de moda desde hace mucho rato.

No es extraño por ello, que jóvenes y viejos de todos los estratos, chóferes y tinterillos, jugadores de billar, vendedores de morcilla, candidatos a la alcaldía, los sacristanes y los sobrinos del cura, guarden siempre en sus bolsillos, la majagua lubricada que utilizan para colgar un ladrillo en los huevos del burro, operación que explican como indispensable ‘pa’ que el burro afloje’, en razón de la alta sensibilidad de esfínter que presentan los jumentos.

En la cínica opinión de mi compadre Adolfo Zambrano Pomárico, “los burros se han puesto de moda porque son más cariñosos y desinteresados”, concepto compartido por “Cachito” y “el negro Chicharrón”, dos celebres burreros de la comarca, a quienes algunos califican como los iniciadores de la exitosa costumbre zoofílica.

Desde el impensable sufrimiento de mi silla de ruedas, clamo por una corrección histórica bíblica, a fin de demostrar que en tan memorable ocasión, Jesús montaba una refulgente y dócil burrita, y no el burro viejo, de putrefactas orejas, en el que siempre se le ha mostrado. Sólo de esa manera, la Santa Biblia podría seguir considerada como un ‘libro de verdades’.

Además, tal corrección contribuiría, sin duda, al establecimiento de la verdad axiomática de que las hembras han cumplido importantes tareas desde épocas antediluvianas. La recordada serpiente del paraíso y la burrita ideóloga y pre-pago que con ‘estilo de pasarela’ transportaba a Jesús, son apenas un par de aguerridas y perseverantes féminas, seriamente comprometidas con la historia de la Humanidad.




Quinto mandamiento

viernes, 19 de febrero de 2010 | | | 0 comentarios |

La noche en que maté a Marianita, también maté el último apéndice de escrúpulos que me quedaba. A veces me llega el nítido recuerdo de esos gemidos suplicantes, las últimas vibraciones de su cuello en la palma de mi mano, una lágrima que escapaba de sus ojos cada vez más rojos… cuánto calor emanaba de aquel cuerpo, cuán fría quedaría su carne, que estaba podrida antes de haber muerto.

Mariana Valle, la primera de mis muertas, aunque pudo haber otras antes. Solo que antes, aun sentía vergüenza, aun sentía temor de Dios, aun escuchaba la voz de mi madre. Pero ya no, desde ese momento no, y fue Mariana la que me habló cada noche, la que durmió conmigo y me dio el valor necesario para continuar con mi causa. La causa que nació con su muerte y que morirá con la mía.

Después de Mariana vino Karen, y luego de Karen, Sofía. Hubo también un par de hermanas. Todas muertas entre mis manos. Su sangre se acumuló con la mía. He de confesar que con el tiempo fui mejorando mis tácticas, admito que siempre fui perfeccionista, cada una sufrió más que la anterior, cada una sintió su muerte y la de quienes llegaron primero a la noche repentina de la vida. Pero nunca estuve solo, Mariana siempre estaba ahí para vigilarme, me advirtió de mis excesos, y festejó conmigo al final de cada día.

No. Yo no las busqué, fueron ellas quienes vinieron a mí, como liebres hacia el cazador, mansas e indefensas, aunque podridas por dentro. Por eso tenía que matarlas, alguien tiene que hacer esa labor, y yo me siento satisfecho con el noble propósito que le he dado a mi existencia. Ninguna era distinta de las otras, solo eran una más, como no hay diferencia entre las vacas que llegan a un humilde matadero. Excepto de Mariana, mi siempre dulce Mariana, que me mostró el cielo y me quemó en su infierno… a quién me uno hoy en la eternidad.

Sabía que el momento llegaría aunque nunca me interesó saber cuando, de todas formas ahí estaría siempre mi Mariana esperando. Solo quise aprovechar el tiempo y agregar créditos a mi labor, pero siempre fui consiente de que quedaría inconclusa. Ahora es mi voz la que se corta, y mis lágrimas las que huyen, nunca por dolor, mucho menos por pena alguna, simplemente porque así reacciona el cuerpo a los estímulos de la muerte impuesta, la que yo puse tantas veces como oleo bautismal, y que hoy le llega a este sediento como agua bendita.



Care’mondá: Una infortunada expresión de vertiginoso acuñamiento

martes, 16 de febrero de 2010 | | | 4 comentarios |

Como se sabe, la expresión ‘mondá’, referente al órgano genital masculino, fue inventada por los mecánicos de ‘El Boliche’, imitando la sonoridad de la expresión ‘¡Dios mío!’, salida de los lujuriosos labios de las putas francesas del barrio Chino, en Barranquilla, apenas sus tremulantes orgasmos ‘asomaban la cara’. En mi pueblo dirían, “cuando les estaban llegando los monitos”. El resto es historia. Y algún día, habrá de ser aceptada por la Real Academia, ante la fuerza y costumbre de su empleo. Pero eso una cosa…


Otra cosa es la fea costumbre esparcida hoy por todos los niveles,- académicos, políticos, sociales, estudiantiles, familiares, periodísticos, comunitarios, y hasta religiosos- donde la grotesca expresión ‘care’mondá’ hace una carrera veloz e impresionante, y sin ser suficientemente advertida, sigue permeándo círculos sociales insospechados.


Sin dármelas de puritano, incluso, muchas veces acusado del uso reiterativo de expresiones desobligantes, sindicaciones que he intentado responder atribuyendo relativa importancia al empleo catártico de algunas groserías en la comunicación, en este caso, estimo que, por lo menos, periodistas y estudiantes de comunicación, no deberían sumarse al uso irresponsable del ya popular vocablo. Pero aprovechemos para el establecimiento de algunas reflexiones.


¿Qué diferencia hay entre lo vulgar y lo obsceno? Lo vulgar está referido al común de la gente popular, según la Academia. Verbigracia, la expresión ‘me importa un carajo’, es vulgar más no es obscena.

Obsceno es lo impúdico, torpe, ofensivo al pudor., según la misma entidad. Por tanto, hay palabras que pueden ofender el pudor de algunas personas, pero no el de otras, por su carácter subjetivo.

Es necesario dilucidar también, dónde reside lo obsceno de una palabra: ¿En la idea contenida en ella o en la palabra misma? ¿En su sonido o en su estructura morfológica? La pregunta es pertinente porque no resulta muy claro, que términos como ‘prostituta’, ‘ramera’, ‘meretriz’ y decenas más equivalentes, no sean obscenas, mientras se descalifica el sonoro vocablo ‘puta’. En fin… son cosas de la Academia y de la gente fina…

Pero a este humilde escribidor de notas, sí le parece que con el cuento de ‘care’monda’, 'care’verga’, ‘care’copa’, o cualquiera otra de similar contenido semántico, - al fin y al cabo, son la misma mondá- se han pasado de vitola. Hay términos como ‘guasamayeta’, ‘chambelona’ y ‘cabeza de cebolla’, usados con el mismo significado, que todavía no adquieren el prestigio de las mencionadas… pero ahí van…


Sobre temas como éste, vale recordar que el uso indiscriminado y abusivo de tales palabras, conduce a la pérdida de su potencia expresiva. Por eso se vuelven familiares y admitidas por Raymundo y todo el mundo. Pero en mi sentir, es una lamentable costumbre, que cada día toma más fuerza sin ton ni son…

Lo realmente chocante es que resulta frecuente escuchar la grotesca expresión de labios de jovenzuelas uniformadas, que van o vienen del colegio, o a imberbes jovencitos que llegan a la tienda, gritando al dependiente: “Oye care’mondá, dame un cigarrillo y un fosforito”. Y el cachaco, de cara colorada, le arroja el pedido sobre el mostrador con estudiada indiferencia, al tiempo que le espeta: “Ahí tienes care’verga”…

Me avergüenza un tanto, pero… ¿Usted quiere asistir a un festival de mondás? Asómese a un diálogo entre periodistas, por internet… pero tenga cuidado, porque del monitor podría saltar una las tantas mondás que circulan en tan edificantes conversaciones…y hasta daño podría causarle… depende de dónde le caiga…



Corazones rojos, calzones amarillos.

martes, 29 de diciembre de 2009 | | | 2 comentarios |

Tenemos la terrible costumbre de engañarnos cada fin de año. Una gigante cosecha de promesas se arruma de forma sagrada para una época llena de nostalgia, alegría, reencuentros y expectativas… muchas expectativas. Una docena de uvas que cargan la responsabilidad de hacer realidad sueños y juramentos en vano. Una maleta que rueda y rueda, tirada a la fuerza por un incauto que la hace única responsable de sus viajes en el año venidero. Calzones amarillos puestos al revés para que no falte la fortuna… ¿Habrá alguna diferencia si son Calvin Klein importados o de los populares Galvin Clain que venden en paquetes de a tres por diez mil pesos en alguna fría esquina de la capital?

Sahumerios, monedas, joyas, yerbas colgadas, y la lista de agüeros crece como la lista de deseos, esos que habremos olvidado para un martes de abril, para un viernes de mayo. Revueltos entre las hojas secas que el otoño ha desprendido para siempre.

Insistimos en sacar cuentas personales y como siempre tenemos saldos en rojo y otros a favor, trabajos que dejamos, amores que llegaron o que se fueron, familias que se expanden y se contraen con la muerte y los nacimientos. El 31 de diciembre es una fecha como cualquier otra en el calendario, pero le damos una trascendencia cabalística y numerológica, religiosa y fiscal.

En lo personal recibí bendiciones que no pedí, pero que esperaba hace mucho; y no alcancé aquello por lo que luché con más fuerza durante todo el año, pero ni modos de quejarse ante esta enorme ruleta que jugamos 365 veces al año, el juego de la vida que viene con dados trucados y que se mueven al antojo del destino, de la suerte divina o de las simples y enormes fuerzas que tratan de equilibrar todo cuanto existe.

Un año nuevo iniciará, y todos esperamos como atletas el disparo al aire, la cuenta regresiva que llegada a cero nos dará un empujón para correr por nuestras metas… las que no alcanzamos el periodo pasado y las nuevas que aparecen en nuestros planes. Todos listos para correr este tramo como si fuera el último, como diarreicos desesperados, como prostitutas estafadas.


Tabla de abreviaturas para los mensajes de texto…

lunes, 28 de septiembre de 2009 | | | 1 comentarios |

Con el argumento de que “La lengua es del pueblo y es callejera”, el director de la Real Academia Española, Víctor García De la Concha, ha justificado que tan respetable entidad, comience a estudiar la elaboración de una tabla de abreviaturas para los mensajes de texto enviados por celular. Como bien saben, el popular sistema es conocido como SMS (iniciales en inglés de ‘Servicios de Mensajes Cortos’). El citado director de la Real Academia Española (RAE) explicó que se trata de dar respuesta a todas las personas que escriben en Internet o que utilizan los mensajes de los teléfonos móviles.
En mi particular sentir, si algo me molesta del ‘chat’ y de los mensajes de texto, es precisamente el insólito vocabulario creado por una catajarria de insólitos perezosos, que cada día utilizan un léxico más abreviado e impensable. Pero vale reconocer que los tales mensajes de texto constituyen uno de los servicios más exitosos de la telefonía móvil...

El éxito es tal, que ya existen sitios web especializados en recopilar las impotables abreviaturas, a fin de introducir la mayor cantidad de información en los 160 caracteres que, usualmente, permite el celular. Transcribo algunos ejemplos del novedoso lenguaje, suministrados por una amiga cibernética, que pasa los días pegada al celular y zampada en el chat, y por tanto, especialista en el tema:

k :que
b: beso
ggg: risas
h: hola
a+ : además
a2: adiós
b7s: besitos
salu2: saludos
m…: interesante
t8d-: te echo de menos
TQPSA: te quiero pero se acabó
TQITPP: te quiero y te pido perdón
QT1BD: que tengas un buen día
DECM: (Traducción censurada para las amigas de Jose)

Por supuesto, hay miles de ‘vainas’ de esas… por eso, podríamos hacer el ejercicio de agregar códigos, y conformar así un gran diccionario. Nuestras amigas comunicadoras podrían cumplir un gran papel en este cometido…



El último de mis cartuchos

lunes, 21 de septiembre de 2009 | | | 4 comentarios |

En medio de mis ostensibles limitaciones, unas comprensibles, otras no tanto, es claro que he vivido para mi familia. Ya son treinta y dos años de inmaculada unidad familiar con Muñe, adornada por la existencia de nuestros cuatro hijos, por quienes hemos luchado a brazo partido, en pos de convertirlos en ciudadanos de bien, preparados para enfrentar una sociedad cada vez más intrincada y llena de monumentales escollos.

En cierta forma, la tarea está cumplida, gracias, entre otras cosas, a que los muchachos han entregado magníficos resultados en lo académico y en lo personal. A Edgardo José, (Odontólogo) Guiomar Cecilia, (Arquitecta) Óscar Luis, (Médico) y a José Alfredo, (Ingeniero Mecatrónico) más que quererlos, tengo por ellos una desbordada admiración, que día a día, se fortalece y consolida. Los quiero por igual, como se espera que los padres quieran a los hijos. Pero en esta ocasión quiero referirme a José Alfredo, que ya frisa por los veinte y dos años, y es un profesial con méritos que me llenan de inmensa satisfacción.

José Alfredo es mi último cartucho, -el requesón, como dice mi madre- y he empezado a descubrir una serie de enormes similitudes entre nosotros, en una plena demostración de la maravilla genética. Claro que mi padre, empedernido y práctico mujeriego, siempre me dijo que seguridad sólo hay en la madre… que lo del padre es cuestión de fe. Así que él tuvo fe en 16 ocasiones, y con 12 distintas mujeres. Claro que papá no supo el cuento del ADN.

Debo decir, sin falsas modestias, -al contrario, pleno de orgullo- que Pepe Feyo, -como le llamo- es un formidable escritor natural, maestro precoz de la ironía, de la frescura, del desparpajo y de la sinceridad caribe, en un marco de corrección en la prosa y cuidado semántico, que me hace pensar en que alguna vez deberá decidir entre la Ingeniería y el Periodismo, y más adelante, pensar en la Literatura.

Pero esta feliz y lógica coincidencia, para Muñe, -su mamá- es una escandalosa y aciaga posibilidad:. “Qué horror… ¿Periodista?... Y dicen que escribe como tú…. Ay Dios mío… Qué he hecho para merecer esta doble desgracia… ¡Nó señor!… Que ni se le ocurra… Él es un Ingeniero… Tánto esfuerzo para que Jose venga a salir con que le gusta el periodismo… Y si escribe como tú… menos…” Y sigue la perorata…

Pero Muñe no sabe del encanto de las letras, del poder de la palabra. Será el tiempo, como casi siempre, el encargado de dirimir esta hoy naciente controversia familiar. Mientras, yo mantendré una prudente distancia, en el intento por garantizar transparencia e imparcialidad en el desarrollo del tema. (¿Podré hacerlo?)

Algún día les contaré el final de esta sencilla historia doméstica, que tiene como protagonistas a una madre porfiada y perseverante en extremo, y a un hijo autónomo y contestario, dedicado a la Ingeniería, pero amante y estudioso de Truman Capote, Tom Wolf, Ernest Hemingway, Álvaro Cepeda Samudio y otros que contribuyeron notablemente a la creación del Nuevo Periodismo. ¡Ánimo Pepe Feyo!...